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martes, 17 de abril de 2018

Los autistas también van a la universidad


Por Ana Andazábal (*)

Debido a que el tratamiento y seguimiento del autismo en el Perú solamente se realiza durante la infancia de los pacientes, la mayoría de autistas adolescentes y adultos no tienen un acompañamiento adecuado. 

Actualmente en nuestro país, muchas instituciones que se dedican a la intervención a la discapacidad no tienen estadísticas de sus pacientes autistas, debido a que la gran mayoría abandona la intervención cuando ingresan a la secundaria o cuando terminan el colegio. 

Es por ello, que no se sabe con exactitud cuántos han seguido estudios superiores, o cuántos están realizando una actividad laboral remunerada o no remunerada. Esta situación afecta más a los pacientes con autismo tipo 1, también llamado Asperger, que se caracteriza por presentar dificultades en la comunicación -esto no quiere decir que no puedan hablar, sino que les es difícil comunicar una idea; presentan intereses restringidos -fijando sus conversaciones, gustos y pasatiempos, sin tomar en cuenta la propuesta de los demás-, y dificultades para las relaciones sociales como resultado de los dos anteriores. Ya quedó en el pasado pensar que el autista tipo 1 o Asperger es aquel individuo que no desea relacionarse, debido a que sí desea hacerlo, pero no tiene los recursos para hacerlo. 

La mayoría de ellos -sobre todo los de alta capacidad intelectual- deberían estar cursando estudios superiores o realizando alguna actividad laboral. Sin embargo, sobre los dos aspectos tampoco se tiene información precisa. 

Muchos de los que trabajan con esta población se habrán preguntado qué habría sido de todos los niños y niñas que por muchos años acompañaron, y es muy probable que no hayan tenido una respuesta clara. 

ES NECESARIO MÁS ACOMPAÑAMIENTO

Lo que sí queda claro es que el acompañamiento que la población con autismo tipo 1 o Asperger, debe contener: la adaptación social y establecimiento de redes, la capacitación a docentes y las asesorías a los estudiantes, así como la asesoría a la familia. Cumpliendo estas tres condiciones, los resultados en el desempeño social y académico serían muy positivos. A su vez, se lograría que los estudiantes con autismo sean realmente considerados parte de nuestra sociedad, debido a que se estaría aplicando la Ley General de la Persona con Discapacidad. 

La experiencia nos dice en primer lugar debemos abordar la adaptación social, debido a que muchos de los estudiantes con Autismo fueron víctimas de bullying durante su etapa escolar, trasladando sus recuerdos y temores a los institutos o universidades, creando una situación de aislamiento, y con altos niveles de desconfianza. Recuperar o construir la idea de que están en un entorno donde las posibilidades de acoso disminuyen, es muy difícil y toma mucho tiempo. 



A su vez, requieren de una adecuación metodológica, debido a que su comprensión podría tornarse literal, y muchos de los contenidos desarrollados suelen ser difíciles de entender. De la misma manera, su falta de habilidades sociales podría impactar en sus relaciones sociales, conformación de grupos de trabajo, así como entablar relaciones amicales duraderas. Es en este sentido, un programa de adaptación y acompañamiento debe enfocarse -en primer lugar- en el aspecto vincular y de relaciones sociales. 

Por otro lado, se encuentra el soporte académico, debido a que en la condición de Autismo de tipo 1 o Asperger podemos encontrar chicos con habilidades destacadas para determinados temas de interés; sin embargo, con dificultades para la comprensión de los convencionalismos sociales, el doble sentido, las inferencias, que son necesarias para adquirir competencias y capacidades propia de cada carrera en un nivel superior.  

Por último, la asesoría familiar sigue siendo indispensable en la formación superior, puesto que en el hogar se desarrollan continuamente las habilidades sociales y de autovalimiento. Y en la experiencia se ha identificado que muchos de los individuos con esta condición suelen ser dependientes, requiriendo de un acompañamiento constante. Lograr que se traslade solo, tome decisiones, haga compras, se prepare los alimentos, organice sus actividades y asuma responsablemente el rol de estudiante, debe trabajarse día a día. 

Por lo tanto, es necesario que las instituciones de educación superior formalicen sus procesos de acompañamiento al estudiante con la condición de autismo tipo 1 o Asperger, sistematizando sus procedimientos; así como es urgente que las instituciones que todavía no abren sus puertas puedan permitir que esta población forme parte de sus recintos, puesto que la educación es un derecho fundamental. 

Cabe señalar que la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró por unanimidad el 2 de abril como Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo para poner de relieve la necesidad de ayudar a mejorar las condiciones de vida de los niños y adultos que tienen esta condición. 

Ley General de la Persona con Discapacidad LEY Nº 27050, en su Artículo 26, inciso 26.1 refiere que “Las universidades públicas y privadas, dentro del marco de su autonomía, implementarán programas especiales de admisión para personas con discapacidad”, adjudicando el 5% de vacantes; además, las personas con discapacidad también tienen un 15% más de calificación cuando se presentan para algún puesto de trabajo y pueden acceder a los programas sociales que otorga el Gobierno en salud y vivienda.

Ana Aldazábal
Psicóloga
Especialista en Lenguaje y Aprendizaje
E-mail: anaaldazabalpsicologa@gmail.com

IMPORTANTE:
El sábado 21 de abril de 2018 estaré compartiendo mis experiencias trabajando con estudiantes con Autismo tipo 1 o Asperger en la educación superior. Será en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV).